Voy a pasármelo bien es nostalgia. Un musical que nos traslada a Valladolid, para conocer a David (Raúl Arévalo, La isla Mínima), un hombre que recibe un mensaje de alguien muy especial de su juventud que le llevará a recordar lo sucedido aquel año de 1989 cuando descubrió el primer amor.
Layla (Karla Souza) es ahora una directora de cine con éxito que emigró siendo niña. Después de 30 años, quiere regresar a España y volver a encontrarse con aquellos niños que marcaron su vida, especialmente quiere volver a ver a David.
De esta manera, ambos se reencontrarán y con ello vendrá la nostalgia de una época que sin duda fue mejor. Los amigos, las aventuras y la música de Hombres G que nos sirve de banda sonora para esta película retro que nace para tocarle el corazoncito a todos aquellos que vivieron aquella época.
Voy a pasármelo bien. Una historia sin complicaciones que funciona.
Como dice el refrán lo bueno y breve dos veces bueno. Pues algo así es lo que le sucede a la película española Voy a pasármelo bien. Y no me refiero a que su duración sea corta, me refiero a que nos traen una historia sencilla, sin pretensiones, algo del día a día, sin complicarse con tramas que se estiran como el chicle y acaban haciéndose bola.
Voy a pasármelo bien es natural. Lo que demuestra que no es necesario rebanarse la cabeza buscando una trama diferente. La gran mayoría de veces lo único que se necesita es ponerle corazón a lo que haces para que esto llegue al espectador. Por que, seamos sinceros, somos humanos y los humanos somos sentimientos. Y cuando algo te hace sentir…
Eso es lo que sucede con la película dirigida por David Serrano, sobre un guion escrito por él mismo y Luz Cipriota. Con esta historia saben conectar con el público y podrá tener una mejor calidad o no, pero ya se ha ganado a los espectadores haciéndoles sentir, llevándolos a recordar el pasado, y además con la banda sonora de un grupo icónico para aquella época: Hombres G.

Voy a pasármelo bien nos llevará a dos historias. Una trascurre 30 años después de aquel año en que David descubrió el amor. Ahora es un hombre, tiene una librería y se ha divorciado. Poco queda de aquel niño que soñaba con ser escritor de mayor. La otra nos lleva a aquel año en que Layla lo dejó marcado para siempre.
El reencuentro entre ambos supone una nueva ilusión para David. Aunque tiene los pies sobre la tierra y sabe que no tiene posibilidades, sus amigos de la infancia están ahí para apoyarle como ya hicieron en su juventud. ¿Qué pasará en esta segunda oportunidad que le da la vida?
Unos protagonistas muy acertados.
Voy a pasármelo bien funciona gracias a una historia sencilla a la que los protagonistas le ponen corazón, sobre todo los jóvenes que intervienen en ella. Siendo actores promesa destacan por encima de los que tienen nombre y una carrera profesional.
Y con esto no quiero decir que Dani Rovira, Raúl Jiménez, Jorge Usón y los dos protagonistas hagan mal su papel, ni mucho menos. Pero es verdad que Voy a pasármelo bien llega al público por la historia de esos niños que bordan el papel con su ingenuidad, su naturalidad y su simpatía.

Entre ellos destaca Luis (Rodrigo Gibaja) el Robocop. Y no me digáis que no os ha robado el corazoncito con su historia y esa forma de ser tan positiva. Y por supuesto con sus frases coletillas que los que vivieron aquella época recordarán con una sonrisa. Siempre había una para cada situación.
Renata Hermida Richards (Layla niña), Izan Fernández (David niño), Rodrigo Díaz (Paco niño) y Michel Herráiz (Fernando niño) componen este reparto de jóvenes promesas para el cine español. Ellos bailarán, soñarán y darán sus primeros pasos en la vida a ritmo de Suéltate el pelo o Te quiero, y sin olvidar a la canción que da nombre a la película, Voy a pasármelo bien.