Hoy te traigo una película diferente: El lobo de Snow Hollow. Una película del año 2020 que podeis ver en Prime Video. Se trata de la segunda película de Jim Cummings, un director que en el 2018 sorprendió a todos con su opera prima Thunder Road, con la que obtuvo 16 premios en festivales de cine alternativo convirtiéndose en toda una revelación.
El lobo de Snow Hollow está protagonizada nuevamente por el propio director, y la verdad es que se podría decir que es una especie de segunda parte que bien podría continuar la historia de su primer largometraje. Aunque los nombres de los protagonistas no son iguales, en ambas nos encontramos con dos agentes de policía con dificultades para controlar sus emociones en momentos difíciles.
El lobo de Snow Hollow. ¿Comedia, terror, drama?
Empecé a ver El lobo de Snow Hollow por que me recordaba ligeramente a Un hombre lobo entre nosotros. Ambas se sitúan en un paraje de ensueño rodeado de nieve. Ambas tienen personajes peculiares. En las dos hay un asesino despiadado al que deben detener. Son una mezcla de comedia y terror. Y en ambas ese asesino es una especie de hombre lobo.
Pues tengo que decir que no me ha decepcionado, aunque no es para todos los públicos. Su director tiene un sentido del humor, digamos bastante peculiar. Por lo que es posible que encuentres al protagonista, el agente John Marshall interpretado por el propio director, un poco subido de tono en cuanto a su manera de expresar sus emociones.
Es la forma que tiene el director de mostrarnos a un hombre desesperado en una situación que le supera y en lugar de afrontarla de forma madura, se convierte en un personaje sin cabeza que actúa en exceso, provocando situaciones bastante salidas de tono.

Personalmente, no me ha parecido cómico el protagonista, pero para gustos colores. Donde si he visto un leve toque cómico es en la forma que nos han contado esta trágica historia, no nos olvidemos que estamos hablando de un asesino despiadado.
Jim Cummings utiliza un tono distendido y poco profundo para llevarnos a un pueblecito de postal y mostrarnos una serie de macabros asesinatos pero sin ahondar en la carga dramática de los mismos. De hecho ese drama nos llegará de manos del protagonista y la relación que tiene con su familia más cercana y compañeros de trabajo.
En cuanto al terror, puedo decir que no he visto nada de eso en El lobo de Snow Hollow. Hemos tenido algún momento de suspense, pero el espectador ya sabe cómo va a acabar la escena, así que eso le resta intriga. Tampoco hay sustos fáciles utilizando como pretexto la música para incrementar su efecto.
Por lo que, para mí, no se trata de una película de terror, ya que su director ha preferido centrarse más en ese tono ligero para contarnos una historia con la única pretensión de hacernos pasar un rato divertido y ameno. Y eso lo consigue.
Una historia sencilla y macabra.
El lobo de Snow Hollow nos trae una historia de esas facilonas, cuyo argumento de primeras no nos dice nada: En un pequeño de montaña empiezan a aparecer cuerpos descuartizados brutalmente, y todo parece apuntar a que algo no humano está tras estas muertes.

El hijo del sheriff Hadley (Robert Forster), tendrá que coger las riendas del caso debido al estado de salud tan frágil de su padre. Junto a su compañera la detective Julia Robson (Riki Lindhome), deberán detener a ese sangriento asesino que está sembrando el miedo entre los habitantes del pueblo.
Podríais pensar que estamos a una película de investigación policial, pero ya os digo yo que no. Esa parte brilla por su ausencia, aunque nos encontraremos con pequeñas escenas donde se hablan de pruebas forenses y se interroga a testigos, pero el propio protagonista lo deshecha todo de un plumazo.
La historia nos llevará más bien hacia ese mundo caótico que empieza a aparecer en la cabeza de John Marshall, donde todo empieza a desmoronarse. Y por si fuera poco, las pruebas y los testigos le cuentan una historia que no puede ser, totalmente loca, que solo sirve para agravar su estado de histeria.
En resumen
El lobo de Snow Hollow es una propuesta ligera que tienes que ver con la mente abierta. No se trata de ninguna historia complicada de esas que te hacen pensar ni mucho menos. Su argumento es sencillo a más no poder. Lo que hace difícil de ver a esta película es su protagonista. Si consigues entender su comportamiento y verlo de una forma lejana sin empatizar, seguro que la película te gustará.
No es un peliculón, y seguramente que no vaya a formar parte de las películas que han calado en tu vida. De hecho, no creo que la vuelva a ver. Pero, aún así, he pasado un rato entretenido que casi casi me ha hecho olvidar el calor que hace (he dicho casi casi).