A finales del mes de octubre del 2022, Netflix estrenó la serie El hijo bastardo y el mismísimo diablo. Una historia de fantasía y magia basada en la trilogía de la inglesa Sally Green, Una vida oculta; una novela dirigida al público adolescente.
La adaptación a la pequeña pantalla cuenta con ocho episodios de unos 50 minutos cada uno de ellos, y nos lleva a conocer al joven Nathan (Jay Lycurgo) y su complicada vida. Cuando era solo un bebé, él y su hermanastra mayor Jessica (Isobel Jesper Jones) fueron encontrados en una cabaña solos, mientras su madre yacía muerta en la habitación de al lado.
Desde ese momento Nathan pasó a vivir con su abuela, pero todos los meses recibía una visita obligatoria que le hacía las mismas preguntas una y otra vez, esperando que no habitará en él la misma maldad que hizo que su padre aniquilará a tantos brujos para robarles su don.
El hijo bastardo y el mismísimo diablo. Nuevamente, el bien y el mal.
Netflix sigue apostando por series dedicadas a un público adolescente y esta vez se sirve de la magia para atraerlos. Estamos en el mundo actual, donde juntos a los humanos habitan brujos blancos o ferbor y brujos negros o de sangre, enemigos desde tiempos inmemoriales. El bien y el mal de nuevo peleando.
Separados territorialmente, Nathan tiene la mal suerte de ser rescatado cuando era un bebé por los brujos blancos. Esto es malo para él, porque es el hijo del brujo de sangre más malvado de todos: Marcus (David Gyasi). El niño está siendo criado junto a su hermanastra, una bruja ferbor bastante borde, por su abuela que cuida de los dos. Ella sabe que cuando se cumpla el décimo séptimo cumpleaños del joven, todo podría cambiar a peor para él.
Justamente a esa edad se produce un cambio en todos los brujos, ferbor o de sangre. Reciben la herencia de su familia siguiendo un ritual donde además de beber la susodicha sangre familiar y también serán obsequiados con varios regalos. A partir de ese día, su don estará listo para manifestarse en cualquier momento. Y por eso, Nathan es tan peligroso para los brujos blancos.

Pero no todo iba a ser catastrófico para Nathan. En una fiesta, conocerá a Annalise (Nadia Parkes) hija de uno de los brujos ferbor más influyentes Soul (Paul Ready), y la química entre ambos será evidente. Desde ese momento los dos empiezan a afianzar una relación que les llevará a emprender un viaje de huida en una guerra que no empezaron ellos y que parece que va a llegar a su punto más álgido.
Mejor de lo que parece.
Vale, hasta aquí todo parece que El hijo bastardo y el mismísimo diablo es otra serie para adolescentes donde hay una lucha milenaria entre dos partes. También tenemos la relación que empieza a nacer entre Nathan y Annalise, un brujo de sangre y una bruja ferbor. Y por si faltara algún tópico más, tenemos una profecía.
Pero detrás de esos clichés tenemos una historia que atrapa. Eso es debido a que han preferido dejar un poco de lado esa parte de fantasía, sin olvidarse de ella, y centrarse más en los protagonistas. Con esto consiguen que sigamos a un trío que funciona muy bien juntos en un viaje entretenido y lleno de peligros y sorpresas.
Por cierto, el tercer miembro de este equipo hace su aparición en el episodio número tres y en ese momento la dinámica de El hijo bastardo y el mismísimo diablo gana mucho. El personaje de Gabriel, interpretado por Emilien Vekemans, supone en gran parte ese cambio hacia una serie que, aunque nazca de tópicos, termina diferenciándose del resto.

Y como he dicho, todo eso sin olvidarse de la magia que aparece en su justa medida y sin recurrir a ella de forma fácil para solucionar los problemas, cosa que se agradece. Aún así tendremos peleas en las que se usa tanto la fuerza física como la magia, haciendo esas escenas más dinámicas.
Durante este viaje que los tres jóvenes emprenderán, irán descubriendo que el concepto del bien y del mal es muy relativo. Sobre todo cuando se conocen a ambas partes. Es entonces cuando la versión de cada uno de ellos permite que puedas tener una opinión sobre esa disputa que parece no acabar nunca.
Solo queda por decir que El hijo bastardo y el mismísimo diablo acaba de una manera que nos hace suponer que podría haber una segunda temporada que continuara la historia de estas dos clases de brujos que conviven ocultos entre los humanos. Algo que solo está en las manos de Netflix.